¿Cómo conocí a Dios?

Yo solía ser un tipo ambicioso y arrogante, cobijado por una burbuja superficial de un éxito ficticio que se veía real, pero se sentía falso en mi interior. Construí empresas para cubrir mis inseguridades y luego me deprimí profundamente porque no encontraba propósito a mi vida. Tuve todo al mismo tiempo; dinero, familia, tiempo, sueños, pero por dentro se sentía una depresión terrible, era como si no quisiera esa vida.

Siempre me cuestioné la existencia de Dios y pensé que no lo necesitaba, incluso me atreví a pensar que era para gente débil, y justo cuando creí que todo lo que tenía lo había construido solo y que no necesitaba a Dios, me veo en la necesidad de derrumbar mi propio castillo de arena para volver a comenzar y entender que estaba muy equivocado.

Una noche tuve un sueño en el que un hombre me llamó por mi nombre y me dijo: “Josué, necesito que hables, yo tengo los datos y necesito usar tu voz”, A partir de ese momento mi vida se sintió como si se hubiera quebrado la fuente de mi fortaleza, desbordaba lágrimas por todo, cosas simples y básicas comenzaron a conmover mi corazón, lloraba casi por todo, no lo entendía, pero creo que mi corazón comenzaba a ablandarse y poco a poco me refugié en la lectura de autoayuda, y así fue como pude ver que detrás de cada libro de autoayuda había un ser supremo, una inteligencia infinita, un Dios que todo lo inspiraba en el mundo, una fuerza más grande que nuestra comprensión, y comencé a subrayar citas bíblicas en libros de autoayuda. Con el tiempo, un amigo que se llama Salomón me regaló una biblia y por primera vez escuché la frase: "Josué, quizá tengas un llamado, escúchalo".

Conforme leía más libros de autoayuda, sentía mucha más necesidad de subrayar y aprender acerca de las cosas que Dios decía, entonces mi bíblia comenzó a llenarse de notas y postics por mis propias anotaciones, en mensajes que me sacaban lágrimas, que terminaban siendo bombas emocionales en mi corazón y me conmovían más y más cada día. Al cabo de un tiempo, personas comenzaron a buscarme para pedirme consejo, para pedirme ayuda, para solicitar que les escuche para darles mi punto de vista a la solución de algún problema familiar, financiero, alguna crisis emocional, etc. Y yo recurría a Dios para poder darles mi punto de vista.

Me mantuve estudiando la palabra por mi cuenta y en secreto, ni siquiera le dije a mi esposa lo que estaba haciendo, no quería que nadie supiera que estaba acudiendo a Dios porque yo no era religioso, ni siquiera era creyente en nada, eso me avergonzaba y no sabía cómo lo tomaría mi familia, era mi secreto.

Una noche después de acostarme tuve nuevamente ese sueño, un hombre mayor me llamó por mi nombre y me dijo: “Josué, necesito que hables, yo tengo los datos y necesito usar tu voz”, entonces me desperté llorando, no lo entendía, esta vez se sentía todo mucho más fuerte que antes, ya no podía soportarlo, era como si mi corazón llorara por dentro, sentía un terrible dolor en el pecho, no podía dejar de llorar y simplemente me rendí ante Dios.

A partir de que comencé a leer libros de autoayuda comencé a sentir conmoción en mi corazón que me llevó a leer la biblia, luego con el tiempo había aprendido a hacer y decir oraciones de gratitud y también a hablar con Dios, pero realmente nunca lo había expresado directamente.

Entonces me rendí ante mis emociones y en llanto hablé con Dios; “Señor, yo no tengo formación teológica, no soy religioso, no creo tener nada que ofrecerte, ni siquiera sé si te conozco, no soy creyente, pero si en verdad eres tu quien me busca porque necesitas usar mis dones y mis talentos para dar algún mensaje, entonces cuenta conmigo señor, úsame a placer, guía mi vida, guía mis pasos, usa mis talentos y mis dones en pro de tu mensaje.”

Al día siguiente mi vida no fue la misma… Cerré mis empresas y declaré en mi corazón que lo único que haría sería servir a Dios, y poco a poco comenzaron a llegar señales y respuestas.

“Siempre le pedí a la vida cosas grandes, me esforcé mucho por conseguir lo que tenía, pero nunca pude saciar el vacío que había en mi corazón, entonces comprendí que Dios estaba dispuesto a darme cosas grandes, pero primero debía quebrarme para reconstruirme y volver a comenzar con un corazón humilde. Fue entonces que pude ver lo que había estado aguardando para mí, un regalo sin abrir que llegó en la peor crisis de mi vida, pero en el momento adecuado… el regalo de conocer a Dios y comprender mi propósito en la vida”.

Mi historia en la Fe

Soy un tipo roto y subestimado que se ha equivocado demasiado tratando de ser alguien en la vida, he decepcionado a mucha gente, he quebrado negocios y he perdido mucho dinero tratando de convertirme en "alguien exitoso", sin embargo, gracias a esa persecución incansable por lograr el éxito, aprendí el arte del fracaso, la riqueza del perdón, el poder de la fe y el secreto de la responsabilidad a través de la autoconciencia.

Más acerca de Josué Nikao