Mis primeros pasos en el mundo del emprendimiento no fueron una señal divina ni una respuesta de inspiración que venía del cosmos, tampoco una idea millonaria ni mucho menos organizada, no había encontrado ni siquiera una necesidad en el mercado y ni idea tenía de un producto o servicio que pudiera vender. Ah, por cierto, tampoco sabía vender. Se puede decir que mi única motivación para intentar lo que fuese era el hambre, literalmente, pues no tenía un solo peso para comer, y cuando te mueves con una cartera vacía y miedo al asecho de tus talones, tomas lo que sea que la vida te vaya poniendo en frente.
Poco antes de terminar la universidad tomé un curso de dibujo técnico y Autocad en un CECATI, (Centro de capacitación para el trabajo industrial), allí conocí a Paco, un gran hombre y mentor con quien incluso hasta ahora tengo el privilegio de llamar mi amigo. Paco ya tenía en ese entonces un taller de maquinados no muy lejos de la universidad, así que le pedí que me diera oportunidad de aprender el oficio en su taller, le dije que no tenía que darme pago, solo quería aprender porque sentía que en la escuela no estaba aprendiendo nada, - esto es enserio, creo que pasé la universidad dormido, nunca aprendí nada que me sirviese para trabajar afuera, excepto esas conversaciones increíbles con profesores que me hablaban de la vida, del trabajo, del amor verdadero, eran pocos profesores los que me contaban eso pero parecía que era con lo que realmente conectaba, y nada tenía que ver con mi carrera aparentemente. Esas conversaciones quizá “fuera de lugar” me hacían reflexionar demasiado y me mostraba quizá una pequeña visión del verdadero camino que debía seguir, pero a esa edad no lo entendía.
Recuerdo el primer día que me presenté con Paco, quien tras escuchar mi petición me dijo lo siguiente: Josué, quiero que aprendas todo lo que puedas, pero te voy a decir algo, no quiero que estés aquí más de un año, al año te me vas de aquí y quiero que hagas lo tuyo. – No entendí muy bien eso, pero acepté, después de todo él me iba a enseñar a trabajar, con eso me bastaba, no necesitaba una paga, creo que podría conseguir algo de dinero dando clases a mis amigos en la universidad, y así fue, mientras trabajaba con Paco medio tiempo, el otro medio tiempo estaba en la universidad dando clases de inglés a mis amigos, les cobraba $ 50 pesos la clase y llegué a tener un pequeño grupo de hasta 9 estudiantes, había quien incluso se iba a preparar conmigo para su examen de inglés en la universidad porque decían que no le entendían a los profesores del TEQ, yo los invitaba con mucho gusto. Llegue a tener alumnos de arquitectura, de ingeniería industrial, mecánicos, eléctricos y de gestión empresarial. Ganaba entre $1,000 a $ 1,500 pesos en solo por un par de horas de clase a la semana, más mis horas de trabajo en la academia English Now, donde era profesor por tiempo en mis horarios libres. Tenía buena relación con el dueño y con la directora de la academia y me habían ayudado a ensamblar un horario flexible acorde a mis actividades para dar algunas clases y ganarme algo de dinero también.
Con el tiempo y gracias a Paco, conocí a un ingeniero que se ofreció a darme bocetos de dibujo hechos a mano para que yo se los hiciera en Autocad, así que acepté y trabajé esos planos para preparar la manufactura de piezas mecánicas, me las llevaba a la universidad para poder hacerlas en ese horario, pero como yo era muy malo para eso a pesar de que estaba estudiando para convertirme en ingeniero, invité a algunos colegas que quisieran ganar $100 pesos por cada plano que me ayudaran a terminar, pues el colega de Paco me daba $200 por cada uno, y así logré mi 3° ingreso antes de salir de la universidad. Comencé a terminar el trabajo mucho más rápido con ayuda de mis amigos y ganando un pequeño ingreso adicional. En ocasiones terminábamos hasta 10 planos por día.
Puede no parecer mucho dinero lo que nos pagaban o lo que yo pagaba a mis amigos, y en realidad no lo era, pero cuando no tienes ningún ingreso y tienes ganas de aprender, aparecen los gallos que se la juegan como tú a cambio de aprendizaje, el dinero es lo de menos porque sabes que estas aprendiendo, así fue como conocí gente maravillosa que al igual que yo, sabíamos que esta etapa iba a pasar y que necesitábamos aprender. No éramos expertos haciendo el dibujo, pero entre todos nos ayudábamos a terminar y a revisar los planos antes de entregarlos.
Siempre fui un pésimo estudiante, pero tenía la humildad para reconocerlo y me valía de otras habilidades para poderme llevar bien con mis compañeros y que me ayudaran a estudiar para poder hacer mis tareas o mis exámenes, así fue como realmente terminé la universidad, aprendiendo habilidades blandas que me permitieran poner en práctica ejercicios de colaboración desde que era un estudiante, en su momento no lo sabía, pero estaba sembrando en tierra fértil del liderazgo auténtico.
En el trabajo con Paco recuerdo que él me ponía a hacer muchas cosas, como a hacer inventario, a ordenar el cuarto de herramientas, a limpiar las maquinas, a interpretar dibujos de clientes, a reparar y recoger materiales, entregar cotizaciones, y poco a poco me enseñaba a hablar con clientes, me hacía preguntarles que más se les ofrecía o qué más querían trabajar y yo hacía todo lo que él me pedía. Con el tiempo me gané su confianza y me invitaba a comer con su familia, poco a poco incluso me dio las llaves de su camioneta y me pedía que pasara por sus hijos a la escuela, y por supuesto yo iba.
Recuerdo un día hablar con Paco acerca de las cosas que quería hacer y que él no me dejaba, pues yo quería meterme a las máquinas, quería ensamblar, maquinar, aprender a usar el torno, la fresadora, la mandriladora, realmente deseaba aprender a usar esas máquinas porque algunos de mis amigos en la escuela sabían utilizarlas porque venían de preparatorias técnicas y yo no, así que se me ocurrió decirle a Paco lo siguiente:
Paco, yo quiero aprender a maquinar, ¿por qué nunca me dejas meterme a las máquinas? Yo quiero aprender a soldar, a trabajar con el torno, con la fresa… A lo que Paco me dijo: “ven conmigo tantito Josué, mira, ¿ves a Noe? Y señaló hacia afuera de su oficina a un hombre de unos 55 años de edad. – Si, lo veo contesté – bueno, Noé es un gran hombre, a lo largo de los años ha logrado desarrollar una habilidad increíble en la fabricación de piezas, tiene mucha destreza para hacer su trabajo, es realmente un artesano con las máquinas y me alegra mucho tener a Noé aquí, pero desafortunadamente él no sabe hacer otra cosa, no sabe hablar con cliente, no sabe cotizar, no sabe ordenar un taller, no sabe plantear una solución, a veces ni siquiera sabe comunicarse, y lo que es más triste, ya no es un jovencito como para aprender esas cosas y su vida ha pasado frente a maquinas como estas. Seguramente Noé gana lo mismo desde que era un jovencito hasta la fecha, porque, aunque no parezca, hay muchas personas que te pueden hacer este trabajo Josué, estamos en una industria vieja, aceptémoslo, y si yo te pongo a hacer eso te vas a encasillar en lo mismo, y yo te dije que te iba a enseñar el oficio, así que primero tienes que aprender lo que yo te digo.” – ¡Wow!, qué respuesta, jamás volví a cuestionar la opinión de Paco, me limité a hacer lo que me pedía y a aprender con una mente renovada después de esa cátedra. Para cuando había terminado la universidad, gracias a Paco, yo sabía escuchar a cliente, hablar con él, entender qué quería, ofrecer una solución a su problema, organizar la información, pedir que se hicieran las cosas, dar seguimiento, incluso crear confianza con clientes acerca de nuestra capacidad para llevar más trabajo al taller de Paco, y todo esto lo hacía sin recibir un salario, pero recibía algo mucho mejor: la experiencia invaluable de un auténtico líder que trataba de formarme con base en su experiencia, sus fracasos y su éxito.
Había terminado la universidad y agradecí a Paco por enseñarme tanto en tan poco tiempo, supe que era momento de continuar cuando era hora de conseguir un empleo formal porque ya había terminado la universidad, así que me coloqué como practicante y analista de discos en una empresa aeronáutica en la ciudad de Querétaro, se llama ITP, allí comencé a hacer mis prácticas profesionales mientras utilizaba mi tiempo por las tardes dando clases de inglés en English Now y ayudando aún a algunos amigos con sus problemas de inglés.
No pasó mucho tiempo para darme cuenta de que ese ambiente no me gustaba, no me visualizaba pasando jornadas completas en encierro total enfrente de una computadora haciendo análisis de discos. Estaba volviéndome loco y eso que apenas iba entrando. Un día puse especial atención a la que era mi Jefa en ese momento (Luci), a quien pude observar detenidamente escasos 10 minutos y proyectar mi vida 10 años adelante. Lo que pude ver en mi mente fue a mí mismo en el mismo puesto que Luci y no me gustó lo que vi, no me gustó verme en una figura descuidada, lleno de pendientes por hacer y estrés acumulado en todo mi ser por causa de mi trabajo (al menos así pude ver a mi jefa ese día porque quizá tuvo un mal día y se desahogó con otros compañeros en la oficina).
Ese día supe que ese trabajo no era para mí, y di las gracias inmediatamente. Luci me dijo que me había metido en camisa de once varas, porque al parecer ya me estaban considerando para un viaje a Inglaterra a capacitarme con otras personas para continuar con mi capacitación, pero honestamente no me gustó la idea y me salí.
Este fue el primer día en que supe que todo lo que había estudiado en la universidad no me iba a servir de nada porque no pensaba dedicarme a lo que había estudiado, pero nunca había tenido el valor de aceptarlo, hasta este día. No me sentí mal al respecto, pero ahora que lo pienso puedo entender que tenía miedo a decepcionar a mis padres y por eso no había actuado antes.
Unos días antes de salirme de ITP para dedicarme a la música de medio tiempo, trabajar otro medio tiempo en las clases de inglés y emprender junto con Tere un negocio cuyo objetivo sería generar un ingreso temporal mientras cocinábamos nuestros planes más importantes.
Aplicamos entonces a un crédito de apoyo a emprendedores impartido por la Sejuve, donde logramos un crédito de 70 mil pesos para desarrollar una plataforma en línea que pretendía enseñar a músicos a llevar más gente a sus conciertos, hacer seguidores comprometidos con el artista y por supuesto, a vender más música, sin embargo, no tuvimos éxito Music Bussines Latino (MB Latino), quebramos por falta de experiencia en negocios, ventas, administración, conocimiento de mercados y mucho más.
Cuando estábamos a punto de dar por muerto el proyecto, a Tere y a mí se nos ocurrió la brillante idea de hacer un concurso de composición en línea para recaudar fondos y no morir en el intento, dimos por nombre al evento Concurso Nacional de Composición y desarrollamos la convocatoria, las inscripciones, la dinámica, etc. Pero como era de esperarse, fracasamos por segunda vez. Fue una experiencia muy triste y dolorosa porque terminamos sin trabajo, sin dinero, sin proyecto, sin una sola venta y con una deuda de 70 mil pesos a la edad de 24 años, sin embargo, aprendimos nuestra primera lección de emprendimiento: El fracaso es el ingrediente fundamental del éxito. Pagar ese crédito nos tomó 4 años.
Con menos $ 2,500.00 pesos en el banco y nuestra motivación por los suelos, acudimos a una plática gratuita en la SEJUVE con David Serrano, un empresario queretano que nos ayudó a cambiar el chip del emprendimiento y nos impulsó a seguir con un nuevo enfoque. En lugar de vender cursos y concursos teníamos que hacer algo para sobrevivir y no morir de hambre. Invertimos lo último que nos quedaba “literalmente”, para inscribimos a su programa de emprendimiento y de manera paralela a un curso de foto y video gratuito también impartido por la SEJUVE.
En abril del 2015 después de tocar fondo, volvimos con más inteligencia para plantar la semillita que más tarde crecería y nos ayudaría a producir mis propias canciones, grabar mis videos y poco a poco generar empleo para otras personas que fueron requeridas para satisfacer la demanda de clientes. Así nació Grabaciones Universales, una compañía que hasta la fecha ha manejado proyectos en más de 10 países en el mundo y manejado una red de publicidad y producción audiovisual para compañías internacionales. No es por nada, pero yo me atrevo a decir que es la mejor casa productora de Querétaro. - [Conocer más acerca de Grabaciones Universales]
En medio de mucho trabajo y bendiciones aparentes con la productora, me sentí con la confianza de iniciar un segundo negocio de manera paralela a la productora un día que un amigo de la universidad llamado Alex, mandó un mensaje al grupo de whatsapp donde estábamos todos los amigos de la carrera. Él dijo que necesitaba gente para ayudarle con proyectos de ingeniería y diseño en la compañía donde él trabajaba, así que me pareció ver una gran oportunidad y le llamé a mi mejor amigo Chucho, el único tipo que sabía que podría ayudarme a construir este segundo negocio, y así fue.
Lo que comenzó como un juego y una oportunidad en el cuarto de mi casa, terminó por convertirse en una integradora de ingeniería y maquinados que brindó servicio a varios estados y países en el mundo, y así nació Maquinados Querétaro, mi segundo negocio en paralelo a Grabaciones Universales.
Al poco tiempo ya no cabíamos en casa y nos fuimos a una nave industrial, donde dimos vida física a una aventura maravillosa que me llevó al límite de mis capacidades emocionales y físicas, pasamos de gestionar un proyecto de foto de producto para un negocio local, a una red internacional de publicidad en más de 8 países en la rama de la publicidad y la producción audiovisual, y por otro lado, integramos proyectos de ingeniería y manufactura para clientes como Toyota, Ford, Nivea, VW, Pemex y otros clientes de talla internacional, todo esto lo hice sin saber tomar una cámara y sin saber interpretar un plano de dibujo técnico, así es compañeros, construí esto simplemente dominando una habilidad, "la habilidad de hacer amigos y encausarlos en un propósito mayor". En este punto de mi vida estaba aplicando todo lo que la inseguridad me hizo hacer durante toda mi vida: rodearme de gente más inteligente, más capaz y más determinada que yo en todos los sentidos, mi único trabajo era inspirarlos a soñar.
Así que aquí fue donde me curtí como líder y tomador de decisiones, pues tenía bajo mi cargo ambas empresas con giros muy distintos. Durante este periodo aprendí a vender, a comunicar, a negociar, a tratar con gente, a tener conversaciones cruciales, y sobre todo, aprendí a perder y a levantarme cada que tenía un tropiezo. Aquí me convertí en un líder y pulí mi carácter tras cada fracaso que me llevaba a la lona una y otra vez, pero que, gracias a mi equipo, a mi esposa y a mi mejor amigo, pude ver que detrás de esa gran debilidad que me atormentó todo el tiempo, también estaba mi mayor destreza esperando ser descubierta con la madurez de mi carácter.
Con el tiempo, el dinero dejo de ser una preocupación de sobrevivencia y comencé a vivir aparentemente más tranquilo, pero en el fondo me sentía más desesperado porque a estas alturas ya necesitaba nuevamente un cambio, sentía que mi vida ya era una carga para mi familia, para mí mismo y por supuesto ya no era feliz con lo que tenía. Acudí a terapia por ayuda, fui al psicólogo, hablé con gente dispuesta a ayudarme, incluso por un tiempo formé parte de los grupos de autoayuda de la AA, pero nada conseguía ayudarme. Estaba tan desesperado que tomé un libro por mi propia cuenta para poder cambiar o encontrar respuestas, milagrosamente ese libro me llevó a otro, y luego a otro, y luego a otro, simplemente no podía parar de leer, pues encontré en los libros la terapia que estaba buscando.
Cobijado por una burbuja superficial de un éxito ficticio que se veía real, pero se sentía falso en mi interior. Comprendí que construí empresas para cubrir mis inseguridades y luego me deprimí profundamente porque no encontraba propósito a mi vida. Tuve todo al mismo tiempo; dinero, familia, tiempo, sueños, pero por dentro se sentía una depresión terrible, era como si no quisiera esa vida pero tampoco estaba dispuesto a dejar ir algo seguro, sin embargo, Dios tenía otros planes para mí.
Siempre me cuestioné la existencia de Dios y pensé que yo no lo necesitaba, incluso me atreví a pensar que era para gente débil, y justo cuando creí que todo lo que tenía lo había construido solo y que no necesitaba a Dios, me vi en la necesidad de derrumbar mi propio castillo de arena para volver a comenzar y entender que estaba muy equivocado.
Una noche tuve un sueño en el que un hombre me llamó por mi nombre y me dijo: “Josué, necesito que hables, yo tengo los datos y necesito usar tu voz”, A partir de ese momento mi vida se sintió como si se hubiera quebrado la fuente de mi fortaleza, desbordaba lágrimas por todo, cosas simples y básicas comenzaron a conmover mi corazón, lloraba casi por todo, no lo entendía, pero creo que mi corazón comenzaba a ablandarse y poco a poco me refugié en la lectura de autoayuda, y así fue como pude ver que detrás de cada libro de autoayuda había un ser supremo, una inteligencia infinita, un Dios que todo lo inspiraba en el mundo, una fuerza más grande que nuestra comprensión, y comencé a subrayar citas bíblicas en libros de autoayuda. Con el tiempo, un amigo que se llama Salomón me regaló una biblia y por primera vez escuché la frase: "Josué, quizá tengas un llamado, escúchalo".
Conforme leía más libros de autoayuda, sentía mucha más necesidad de subrayar y aprender acerca de las cosas que Dios decía, entonces mi bíblia comenzó a llenarse de notas y postics por mis propias anotaciones, en mensajes que me sacaban lágrimas, que terminaban siendo bombas emocionales en mi corazón y me conmovían más y más cada día. Al cabo de un tiempo, personas comenzaron a buscarme para pedirme consejo, para pedirme ayuda, para solicitar que les escuche para darles mi punto de vista a la solución de algún problema familiar, financiero, alguna crisis emocional, etc. Y yo recurría a Dios para poder darles mi punto de vista.
Me mantuve estudiando la palabra por mi cuenta y en secreto, ni siquiera le dije a mi esposa lo que estaba haciendo, no quería que nadie supiera que estaba acudiendo a Dios porque yo no era religioso, ni siquiera era creyente en nada, eso me avergonzaba y no sabía cómo lo tomaría mi familia, era mi secreto.
Una noche después de acostarme tuve nuevamente ese sueño, un hombre mayor me llamó por mi nombre y me dijo: “Josué, necesito que hables, yo tengo los datos y necesito usar tu voz”, entonces me desperté llorando, no lo entendía, esta vez se sentía todo mucho más fuerte que antes, ya no podía soportarlo, era como si mi corazón llorara por dentro, sentía un terrible dolor en el pecho, no podía dejar de llorar y simplemente me rendí ante Dios.
A partir de que comencé a leer libros de autoayuda comencé a sentir conmoción en mi corazón que me llevó a leer la biblia, luego con el tiempo había aprendido a hacer y decir oraciones de gratitud y también a hablar con Dios, pero realmente nunca lo había expresado directamente.
Entonces me rendí ante mis emociones y en llanto hablé con Dios; “Señor, yo no tengo formación teológica, no soy religioso, no creo tener nada que ofrecerte, ni siquiera sé si te conozco, no soy creyente, pero si en verdad eres tu quien me busca porque necesitas usar mis dones y mis talentos para dar algún mensaje, entonces cuenta conmigo señor, úsame a placer, guía mi vida, guía mis pasos, usa mis talentos y mis dones en pro de tu mensaje.”
Al día siguiente mi vida no fue la misma… Cerré mis empresas y declaré en mi corazón que lo único que haría sería servir a Dios, y poco a poco comenzaron a llegar señales y respuestas.
“Siempre le pedí a la vida cosas grandes, me esforcé mucho por conseguir lo que tenía, pero nunca pude saciar el vacío que había en mi corazón, entonces comprendí que Dios estaba dispuesto a darme cosas grandes, pero primero debía quebrarme para reconstruirme y volver a comenzar con un corazón humilde. Fue entonces que pude ver lo que había estado aguardando para mí, un regalo sin abrir que llegó en la peor crisis de mi vida, pero en el momento adecuado… el regalo de conocer a Dios y comprender mi propósito en la vida”.
Hoy, mi acompañamiento está destinado a ser canal de bendición para aquellos emprendedores o dueños de negocio que son portadores de un sueño y estan dispuestos a sembrar con generosidad para el servicio de los demás, también para quienes deseen despertar a la realidad y transformar su vida para vivir mejor, pues esas personas cosecharán abundantemente no solo en términos materiales, sino también en términos espirituales y de bendición. Esa cosecha es el flujo continuo de bendiciones que provienen del Rio de gracia de Dios y que se derraman sobre aquellos que están involucrados en obras nobles y en el servicio a los demás. Josué Nikao solo es el catalizador, pues el verdadero mérito es de Dios obrando en el corazon de sus hijos.
Yo estoy aquí para enseñarte a vivir mejor, si deseas obtener esa ayuda, escríbeme o contáctame y veré que puedo hacer por ti. | hola@josuenikao.com